
Yo me tenía por un individuo fuerte, lleno de energía, rebozando salud... y me han bastado solo dos cucuruchos para darme cuenta de lo mierdecilla que soy; jarabe para la tos seca, "colhogar seda" para mis moquitos, termagil infantil para la fiebre y, sobretodo, pañitos calitentes para mi garganta. Pero no todo es negativo, no; el control absoluto del mando a distancia de la tele es del nene, y mientras siga enfermito duermo en el dormitorio principal, en la cama; cuando tengo ganas de dormir, toso un poco más fuerte de lo normal y enseguida oigo que dicen: -"pobrecillo aún no se le ha quitado la tos", "te voy a meter en la cama y verás como mañana te levantas mejor"- me cogen en brazos y me llevan allí con un tazón de leche calentita y una cucharada de miel; eso sí, cuando me dejan me despatarro como un poseso a todo lo largo de ella y, lo que siempre quise hacer y nunca me atreví, revolcarme en las sábanas.
Aunque hace más de dos semanas que no tengo friebre, tengo más buena cara que una lozana, y mi voz es más dulce y angelical que nunca, estoy intentando alargar mi recuperación un poco más. No sé cuanto tiempo suele durar un enfriamiento, yo ya llevo fingiendo casi tres semanas, y me temo que ya empiezan a sospechar un poco; eso sí, cuando veo que la cosa se empieza a enfriar tengo varios recursos infalibles: me dejo caer hacia un lado con la mirada triste y perdida (para parecer febril), o si la comida no me convence la dejo a medias en plan de desganaillo (nunca se debe hacer con un buen chuletón, es pecado), y por supuesto, no me quito el pañuelo del cuello pues he comprobado que con él doy verdadera pena.
Si la cosa va como espero, en unas cinco o seis semanas empezaré a recuperarme un poco e incluso puede que me quite el pañuelo, para no ser tan descarado.
2 comentarios:
JAJAJAJJAA ERES BUENÍSMO ESCRIBIENDO CHARLIE,q sepas q me río muchísimo contigo, deberías escribir más y no ser tan perezoso. Espero q tua amitos no se hayan enterado del fingimiento, porq me temo q lo vas a apsar muy mal jiijiijijiji. un lenguatazo.
no sabes lo agradecido que estoy por tus ánimos y lo contento que me pones cuando dices que te ries mucho; pero no sé por qué piensas que yo tengo amos pues la esclavitud quedó abolida hace ya mucho tiempo. Entre ellos y yo existe una especie de contrato en el que yo me comprometo a no hacer mis aguas mayores y menores (así biene reflejado en el contrato) en el piso, a darme largos paseos con ellos y a no restregarme con el culo sucio por las sábanas (es lo que llevo peor); ellos en cambio han de mimarme, darme de comer, lavarme (esto venía en letra muy pequeña, no lo hubiera firmado), y alguna que otra cosa más que yo suelo olvidar y ellos se empeñan en recordarme, como llevarme al matasanos; que no sé cómo lo hacen, pero sea lo que sea lo que tengas, y no sé por qué regla de Hipócrates, te acaban pinchando.
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