Hoy me he dado cuenta de que me hago mayor; no digo esto porque me hayan salido unas pequeñitas y apenas perceptibles arrugas detrás de las orejas, ya que sigo teniendo el cutis terso y luminoso como el de un bebé;o me llamen de usted y me cedan el asiento en el autobús; ni tampoco se piensen ustedes que cuando encojo la pata es a causa de la artritis (que no tengo) sólo se debe a los andares chulescos que por cierto me dan un cierto aire distinguido; no, no tiene nada que ver con eso. Y es que hay días que es preferible no mirarse al espejo, y hoy ha sido uno de esos; cuando sonó mi despertador a las 11:30 de la mañana ya me dió en el hozico que me esperaba un día largo, pero no hice un drama de eso, achuché un poco más mi peluche, pillé otra almohada, me lié la manta a la cabeza y caí de nuevo dormido. Aunque ya no fué lo mismo, me quedaba comatoso, despertaba y así hasta que a las 13:15 me dije: - ¡así no hay quien duerma!- y me levanté.Me fuí arrastrando hasta el cuarto de baño para lavarme la cara y me miré de refilón en el espejo; había allí algo distinto, algo que no debía estar, pero en ese momento no caí, fué cuando me quité las legañas cuando la ví; me acerqué un poco más y casi pude ver cómo me saludaba toda alegre. Se me quitaron hasta las ganas de desayunar.
Ni me lo pensé, a grandes males, grandes remedios. Me puse una gabardina, unas gafas negras y un gorrito para pasar desapercibido por la calle, y me dirigí a "casa de Tomás" la tienda de la esquina:
- ¡hola Charlie, buenos días!
- ¡buenos días Kimbo!-. (vaya, me aligeraré un poco)
- ¡Eh, Charlie!- .
- ¡ Tú por aquí... ya hacía tiempo Jarni!. (puff, me voy a encontrar ahora a todo el mundo).
- ¡Charlie, casi ni te conozco... qué llevas puesto?
- ¡La moda Tobi, yo siempre a la moda! (No, si me voy a encontrar hasta a Lili, con la suerte que tengo)
- ¡Holita Charlie!
- ¡Hola Lili! (qué puntería, la próxima vez me muerdo la lengua antes de hablar)
¿No que está la tienda más retirada?, ¿la habrán movido esta noche?.
Por fin llegué.
- Tomás, buenos días
- buenos días,... ¿tú tan madrugador?, ¿qué te ha tirado de la cama?
- mira, mira, esta mañana me lo he encontrado (se la enseño, no sin que se me escapara una lagrimita de la pena) ¿qué puedo hacer?
Si yo derramé una lágrimita, más derramó él...
- Uy, uyyyy, pero si es enorme (me lo decía mientras se secaba los lagrimones, el pobre estaba muy impresionado); pero tengo la solución, te pones esto y te aclaras el pelo a las dos horas.
Sé que el hombre lo hizo con toda la buena intensión del mundo, eso creo; yo tenía un problema y él me dió un remedio. Desde luego, pues todo hay que decirlo, ya no me veo la cana, pero creo que se excedió un poco con el color del tinte; o no, y lo que pasa es que soy poco agradecido, pero de siempre he dicho que a mi el color rosa no me sienta nada bien... y por eso llevo sin salir de casa cuarenta y ocho días...
Por cierto, ¿tarda esto mucho tiempo en desaparecer?, porque quitarse se quitará, ¿no?.




